Ya los antiguos se vieron atraídos por estas formas metálicas que afloraban en múltiples enclaves de La Rioja y Soria, como lo atestiguan los hallazgos arqueológicos de Contrebia Leukade, donde se han observado piritas insertadas en las delicadas tramas de los mosaicos. Como cabía esperar, también se han empleado con fines fetichistas y como objeto de culto, durante aquellos tiempos oscuros en que hechiceros y alquimistas atribuían propiedades increíbles y a cuál más inverosímil, a cuantas sustancias y fenómenos escapaban a su muy particular análisis. En la China antigua, esta piedra se usaba como protección contra los ataques de los cocodrilos y por sus facetas resplandecientes, se creía que atraía riqueza y dinero. También en algunas localidades de La Rioja se las utilizaba hasta hace poco tiempo como remedio para las dolencias estomacales, y las denominaban "tanagos". En nuestros días, tiempos de ordenadores y fibra óptica, seguramente algunos videntes la recomendarán contra el dolor de espalda o el reumatismo, dentro de ese bochornoso terreno que han dado en llamar "gemoterapia ".
Ya más recientemente, las piritas han sido observadas y usadas por los pastores de algunas sierras riojanas como munición de las hondas, con las que ahuyentaban a los lobos; piedras de Santa Casilda, pitones.., son diferentes denominaciones populares de este llamativo mineral.
La Pirita en cubo
expuesta en Escuela Cima proviene de La Rioja, España.
(Escuela Cima)