ARIZPE
Tumba de Pedro García Conde en Arizpe, Sonora
PEDRO GARCÍA CONDE
[1806-1851]
Militar y geógrafo
Nació en Arizpe, Sonora, el 8
de septiembre de 1806, hijo de don Alejo García Conde y doña
Teresa Vidal de Lorca. Su padre era mariscal de campo y gobernador de las
Provincias Internas de Occidente, por lo que Pedro fue destinado a la carrera
militar. A los 11 anos de edad, terminada su instrucción primaria,
ingresó como cadete en la Compañía Veterana de Cerro
Gordo, Durango, el 29 de noviembre de 1817. Militando en el ejército
virreinal llegó a capitán; tal grado tenía en 1821,
cuando fue consumada la Independencia de México, por lo cual dejó
la provincia.
Se trasladó entonces a la ciudad de México,
inscribiéndose en el Colegio de Minería, donde cursó
matemáticas, mineralogía y química, y después
hizo estudios de astronomía, fortificación y arquitectura.
Por sus conocimientos, en 1825 fue ascendido a segundo ayudante de Estado
Mayor; en 1828 a capitán de ingenieros. En 1829 se recibió
como ensayador, siendo comisionado en 1832 para levantar la estadística
del Estado de Chihuahua, con cuyos trabajos formó un voluminoso libro.
A su paso por San Luis Potosí, fortificó a dicha ciudad y al
Puerto del Gallinero.
En 1834 ascendió a teniente coronel; en 1838 lo nombraron
director del Colegio Militar, en cuyo puesto duró hasta 1844. En 1840
fue honrado con el grado de general, y se le encomendaron las obras de reparación
del Palacio Nacional. El 3 de agosto de 1842, el Estado de Sonora lo designó
consejero, y el 23 de diciembre del mismo año formó parte de
la junta legislativa de esa entidad. En 1844 fue diputado por Sonora, cuando
Santa Anna dio su famoso golpe de Estado; García Conde tomó
parte en la revolución de 6 de diciembre, al triunfo de la cual desempeñó
la cartera de Guerra, que dejó al poco tiempo, obligado por la revolución.
En 1847 tomó parte activa en la guerra contra los
norteamericanos, haciendo el 28 de febrero de ese año heroica resistencia
en el rancho de Sacramento. En ese mismo año, el Estado de Sonora
lo eligió como senador, después fue nombrado presidente de
la Comisión de Límites que, en virtud de los Tratados de Guadalupe
Hidalgo y La Mesilla, debería fijar los nuevos límites de México
y los Estados de Norteamérica, una vez que pasaron a poder de este
país los territorios que habían pertenecido a México.
En esa comisión tuvo que sostener enconadas controversias con el jefe
de la comisión americana; pero apoyado en sus principios de justicia
y patriotismo, defendió hasta el último puñado de tierra
que pudo tomar.
La Comisión Mexicana de Límites quedó
casi abandonada por el gobierno mexicano, en una situación lamentable;
entonces García Conde, para evitar que sus subalternos se dieran cuenta
de tal abandono, y menos aún que lo notaran los norteamericanos, comprometió
su crédito particular para sostener boyantes a sus colaboradores,
cubrir los gastos y salvar el decoro nacional. Pero los largos meses de privaciones
y duros trabajos a que se sometió, ya que personalmente hizo trazos,
mediciones y cálculos sobre los inhospitalarios desiertos norteños,
sobre todo en el Distrito de Altar, minaron su salud y quebrantaron su fortaleza.
Tuvo que abandonar su comisión y reintegrarse a Arizpe,
Sonora, bastante enfermo; allí murió el 19 de diciembre de
1851. Dejó muchos trabajos geográficos y cartográficos
notables; a él se debió la formación de un mapa general
de la República Mexicana, instrumento del cual dotó a nuestro
país desde el año de 1839. Fue amigo personal del general don
José Joaquín de Herrera, quien apreció sus servicios
como militar y hombre de ciencia, cuando ocupó la presidencia de la
República.