BEATO PEDRO BONILLI
1935 d.C.
5 de enero
Beato Pedro Bonilli, Italia,
1935. Este generoso imitador de Cristo Buen Pastor nació en San Lorenzo
de Trevi (Perusa) el 15 de marzo de 1841 y murió en Espoleto el 5
de enero de 1935. De familia de pequeños propietarios, el primero
de cuatro hermanos. De un ambiente familiar favorable, una madre piadosísima,
y luego el influjo iluminado y santo de un sacerdote que en el colegio Lucarini
de Trevi, le sirvió de guía espiritual: Don Ludovico Pieri,
llamado también el "Don Bosco" de Trevi. En 1857 sintió brotar
impetuosa la vocación sacerdotal y don Pieri fue su ángel guardián.
Ordenado presbítero en Terni, estando vacante la diócesis de
Espoleto, el 19 de diciembre de 1863, de inmediato fue enviado como párroco
a Cannaiola, una región pobre, donde estuvo 35 años ejerciendo
una pastoral renovadora, valiente, incisiva, altamente fructuosa, que culminó
en 1887 con la fundación de la Congregación de las Hermanas
de la S. Familia.
La condición religiosa y moral de Cannaiola era singularmente
pobre y baja, marcada por la blasfemia, el libertinaje, el juego, la embriaguez.
El se empeñó en alimentar a su pueblo con un intenso trabajo
de catequesis y de instrucción religiosa, sirviéndose también,
como precursor, de los medios de comunicación social de entonces,
("La imprenta es el arma de este tiempo", decía) y comprometiendo
a los laicos en sus iniciativas. En la familia vio el fundamento del renacimiento
de la sociedad y de la vida eclesial. "Ser familia, dar familia, construir
familia", fue su programa. En 1898 dejó a Cannaiola al ser nombrado
Canónigo de la Catedral de Espoleto y Rector del Seminario, colocando
al servicio de los futuros sacerdotes su riqueza espiritual y la vasta experiencia
adquirida en los largos años de ministerio pastoral.
En su espiritualidad se destaca su gran contribución
a la difusión del culto a la Sagrada Familia, de la cual imitó
con verdadero espíritu franciscano la humildad y la pobreza. El 5
de enero de 1935 terminó serenamente en Espoleto su larga vida (95
años), consagrada al servicio de la formación del clero y a
la ayuda a los pobres.