LA BELLA Y LA BESTIA
"La Bella y La Bestia", el clásico que Walt Disney nos preparó para el año 1991, es aún hoy, para muchos, la mejor película de la factoría. La historia de amor entre Bella y Bestia, más allá de la apariencias físicas, y en la compañía de personajes tan singulares como Lumiere, Din Don, Gastón, Sra. Pots... caló hondo en los corazones de millones de espectadores en todo el mundo. No en vano recaudó en sus siete primera semanas, y sólo en Estados Unidos, más de 142 millones de dólares. La bella y la Bestia gustó por igual al público y a la crítica, consiguiendo seis nominaciones a los premios Oscars, de los que finalmente se quedaría con 2, Mejor Canción y Mejor Música Original. Eso sí, fue la primera película de animación que optó al Oscar en la categoría de Mejor Película. Además recibió 3 Globos de oro y 2 Grammys.
La
producción de La Bella y la Bestia duró tres años, y requirió el trabajo de
casi 600 animadores que realizaron más de 226 mil celuloides pintados
individualmente, 14 diseñadores de arte que crearon los más de 1300 fondos y
diseñaron -junto a los técnicos - los increíbles efectos de computación. La
creación de personajes fue un proceso muy laborioso. Para diseñar a Bella se
intentó crear una heroína Disney distinta a lo habitual, con el fin de dotarle
de un aspecto más europeo. Por ello se le dibujaron unos labios más gruesos,
unas cejas más oscuras y los ojos de menor tamaño que "La Sirenita".
Para la Bestia se tomaron como modelos la melena de un león, la barba y la
cabeza de un búfalo, los colmillos y el hocico de un jabalí, la cara de un
gorila, las patas y la cola de un lobo y el cuerpo grande y pesado de un oso.
Para conseguir que los movimientos de los personajes, y en especial los de la
Bestia, parecieran reales, los dibujantes asistieron incluso a clases de vals
para recrear la famosa escena del baile. La Bella y la Bestia fue todo un
descubrimiento para los críticos, pues se demostró que el cine de dibujos
animados aún tenía mucho que ofrecer. En realidad, muchas de las técnicas son
iguales a cualquier otra película de personajes reales, con movimientos de cámara
sobrevolando las cabezas de los protagonistas y un empleo soberbio del gran
angular. En ciertos momentos es fácil olvidarse que estamos viendo unos
aparentemente sencillos dibujos, impresión más acentuada cuando escuchamos una
de las mejores bandas sonoras de los últimos años.
(Escuela Cima)