PRIMER MANDAMIENTO
"AMARÁS A DIOS SOBRE TODAS LAS COSAS"
La Virtud de la Religión
La religión es la virtud
que nos lleva a dar a Dios el culto debido como Creador y Ser Supremo. Dios
es para el hombre el único Señor. Lo ha creado y lo cuida constantemente
con su Providencia: la existencia, y cuanto es o posee, lo ha recibido de
El. En consecuencia, el hombre tiene con Dios unos lazos y obligaciones que
configuran la virtud de la religión.
Esos lazos y obligaciones que mencionamos arriba se concretan
primariamente en la adoración y alabanza a Dios, y es lo que se conoce
como culto.
A. Cultos interno y externo
A la virtud de la religión pertenecen principalmente
los actos internos del alma, por los que manifestamos nuestra sumisión
a Dios, y que se llama culto interno. El culto interno se rinde a Dios con
las facultades del entendimiento y la voluntad, y constituye el fundamento
de la virtud de la religión, pues los que adoran a Dios deben adorarlo
en espíritu y en verdad (Jn. 4, 24). En otras palabras, sería
inútil e hipócrita el culto externo si no fuera precedido por
el interno: “Este pueblo me honra con sus labios, pero su corazón
está lejos de mí” (Mt. 15, 8).
Entre los principales actos de culto interno están:
1) la devoción, que es la prontitud y generosidad ante todo lo referente
al servicio de Dios; 2) la oración, que es levantar el corazón
a Dios para adorarlo, darle gracias, implorar perdón y pedir lo que
necesitamos.
Pero no basta el culto interno: se precisan también actos
externos de adoración: participar en la Santa Misa, arrodillarse ante
el Sagrario, asistir con piedad a las ceremonias litúrgicas.
Los pecados contra la religion son: a) La superstición (Éxodo
22,20; Mateo 6,24; Deuteronimo 18,10; Jeremçias 29,8; y b) la
irreligiosidad (Hechos 8,18).