LOS SANTOS ÁNGELES CUSTODIOS
2 de octubre
Desde la infancia a la muerte, la vida de humana
esta rodeada de su custodia. "Cada fiel tiene a su lado un ángel como
protector y pastor para conducirlo a la vida". Desde esta tierra, la vida
cristiana participa, por la fe, en la sociedad bienaventurada de los ángeles
y de los hombres, unidos en Dios. CIC 336
La vida humana comienza en el momento de la concepción.
Es en ese momento que Dios crea nuestra alma y se deduce que es entonces
cuando se nos asigna el ángel custodio. Los ángeles custodios
están encargados de velar por cada uno de nosotros, protegiéndonos
de los peligros y alentando nuestra vida en Cristo. Deberíamos ser
agradecidos con nuestro ángel e invocar su protección y guía.
Fundamentos Bíblicos:
Exodo 23, 20-23a: Así habla el Señor: «Yo
voy a enviar un ángel delante de ti, para que te proteja en el camino
y te conduzca hasta el lugar que te he preparado. Respétalo y escucha
su voz. No te rebeles contra él, porque no les perdonará las
transgresiones, ya que mi Nombre está en él. Si tú escuchas
realmente su voz y haces todo lo que yo te diga, seré enemigo de tus
enemigos y adversario de tus adversarios. Entonces mi ángel irá
delante de ti.»
Mateo 18,10: Guardaos de menospreciar a uno de estos pequeños;
porque yo os digo que sus ángeles, en los cielos, ven continuamente
el rostro de mi Padre que está en los cielos.
San Basilio: "Todo fiel tiene junto a sí un ángel
como tutor y pastor, para llevarlo a la vida" (cf. San Basilio, Adv, Eunomium,
III, 1; véase también Santo Tomás, S. Th., I, q. 11,
a. 3).
La Iglesia recomienda el recurso a su protección.
La Iglesia celebra la fiesta de los ángeles custodios
desde el Siglo XVII. Fue instituida por el Papa Clemente X.
Muchos santos han dado testimonio de una bella relación con sus ángeles
custodios:
Sta. Francisca Romana veía a su ángel custodio
Oración
Angel santo de la guarda,
compañero de mi vida,
tú que nunca me abandonas,
ni de noche ni de día.
Aunque espíritu invisible,
sé que te hallas a mi lado,
escuchas mis oraciones
y cuentas todos mis pasos.
En las sombras de la noche,
me defiendes del demonio,
tendiendo sobre mi pecho
tus alas de nácar y oro.
Angel de Dios, que yo escuche
tu mensaje y que lo siga,
que vaya siempre contigo
hacia Dios, que me lo envía.
Testigo de lo invisible,
presencia del cielo amiga,
gracias por tu fiel custodia,
gracias por tu compañía.
En presencia de los ángeles,
suba al cielo nuestro canto:
gloria al Padre, gloria al Hijo,
gloria al Espíritu Santo. Amén.
Himno de la Liturgia de las Horas