SEXTO MANDAMIENTO: NO COMETERÁS ACTOS IMPUROS
NOVENO MANDAMIENTO: NO DESEARÁS LA MUJER DE TU PRÓJIMO

Mateo 19,4-6



   Dios ha puesto dos mandamientos para ayudarnos a orientar el instinto sexual: el sexto -`no cometerás actos impuros", -que engloba todos los pecados externos en esta materia, y el noveno `no consentirás pensamientos ni deseos impuros"-, que abarca todo pecado interno de impureza.

   LA VIRTUD DE LA SANTA PUREZA: Dios dio a nuestros primeros padres, y en ellos a los demás hombres, el precepto de multiplicarse y poblar la tierra, para facilitar el cumplimiento de esta obligación, asoció un placer al acto generativo. Por lo anterior, buscar el placer por sí mismo, olvidando el papel providencial que Dios confía al hombre, o buscarlo fuera de las condiciones establecidas por El, es ir contra el plan divino, es ofender a Dios, es un pecado grave: El placer sexual es moralmente desordenado cuando es buscado por sí mismo, separado de las finalidades de procreación y de unión (Catecismo, n. 2351).

   La pureza es, precisamente, la virtud que nos hace respetar el orden establecido por Dios en el uso del placer que acompaña a la propagación de la vida. O bien, si se quiere una definición formal, es la virtud moral que regula rectamente toda voluntaria expresión de placer sexual dentro del matrimonio, y la excluye totalmente fuera del estado matrimonial. Ex. 20, 14; Prov. 6, 32; Mt. 5, 28; 19,10ss.; Col. 3, 5; Gal. 5, 19; I Tes. 4, 3-4; Ef. 5, 5; I Cor. 6, 9-10; Heb. 13, 4.

   “¿No sabéis que vuestros cuerpos son miembros de Cristo? ¿Voy a tomar yo los miembros de Cristo, para hacerlos miembros de una meretriz? ¨O no sabéis que vuestro cuerpo es el templo del Espíritu Santo?”(I Cor. 6, 15-20).

   Esto vale también para los novios: “los novios están llamados a vivir la castidad en la continencia. En esta prueba han de ver un descubrimiento del mutuo respeto, un aprendizaje de la fidelidad y de la esperanza de recibirse el uno y el otro de Dios. Reservarán para el tiempo del matrimonio las manifestaciones de ternura específicas del amor conyugal. Deben ayudarse mutuamente a crecer en la castidad”  (Mateo 19,10-12).

   MEDIOS PARA CONSERVAR LA PUREZA: Para conseguir ese dominio que Dios nos pide sobre las tendencias desordenadas, hay necesidad de poner los medios: unos, los más importantes, sobrenaturales, y otros naturales.  Los medios sobrenaturales son: Confesión, Comunión frecuente, oración (Sabiduría 8,21, Mateo 17,21; Mateo 26,41), devoción a la Santísima Virgen María y mortificación. Los medios naturales son: guardar la vista, sobriedad en la comida y la bebida, cuidado del pudor, evitar la ociosidad, huir de las ocasiones, dirección espiritual, deporte, modestia en el vetir y aseo diario.

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(Escuela Cima)