El
tatuaje es una de las formas artísticas más antiguas de
la humanidad. Para algunos, tatuarse el cuerpo es parte de una moda,
pero entre muchas culturas indígenas este arte corporal es mucho
más que un mero adorno. La práctica ritual del tatuaje
tuvo y tiene entre los más diversos pueblos del planeta un
poderoso significado social y espiritual. Para ellos los tatuajes
expresan su identidad en diversos niveles, desde características
de tipo personal hasta de pertenencia social. En la cultura occidental
los tatuajes se ven más como una manera de celebrar la
individualidad, aunque también puedan usarse para identificar a
los miembros de alguna comunidad.
En este texto comentamos
la tradición del tatuaje de las islas del mar Pacífico,
que es donde alcanzó su mayor significado cultural, así
como un alto grado de desarrollo artístico.
PANORÀMICA DE LA
PRACTICA DEL TATUAJE EN LA HISTORIA
Desde el inicio de la historia de la humanidad ha existido la práctica del tatuaje. La momia de un caminante que murió congelado hace 5 mil 300 años en los hielos alpinos tiene uno en la espalda. Los egipcios practicaban la técnica del tatuaje ya en el 2000 a. de N. E. En el pasado fue una forma popular de adorno en China, India y Japón, así como en numerosos pueblos de Colombia, Brasil y la región del Gran Chaco (Argentina, Paraguay y Bolivia). Existía la creencia de que los tatuajes eran un tipo de “escudo” que protegía al que lo portaba contra la mala suerte y las enfermedades. También se utilizaban como identificadores del prestigio social, del rango o de pertenencia a un grupo determinado. En América del Norte se asoció el tatuaje con prácticas religiosas y mágicas; tatuarse era un rito simbólico y una marca única que permitiría que el alma superara los obstáculos en su camino a la muerte.
También se
usaba en la antigüedad para impresionar y asustar a los enemigos
en el campo de batalla. En las antiguas poblaciones británicas
este método de intimidación fue utilizado por los
guerreros que al tatuarse la cara y cuerpos en preparación para
la guerra, lograban desmoralizar e infundir temor a los enemigos. El
tatuaje en otras partes se usaba como castigo. Las personas acusadas de
sacrilegio debían ser tatuadas. Al extenderse el cristianismo,
en el Imperio Romano se abandonó lentamente el tatuaje de
esclavos y criminales. El emperador Constantino, primer emperador de
Roma, emitió un decreto en contra de la actividad del tatuaje, y
esta posición ha sido adoptada por varias religiones hasta
nuestros días. A pesar de esto existen registros de que los
guerreros de las cruzadas se hacían tatuar crucifijos para
asegurar un entierro cristiano. De la misma manera, los peregrinos que
iban a Jerusalén, se hacían tatuar crucifijos para
recordar su viaje y como presencia constante de su fe.
Esta práctica también fue común
entre los nativos de Centroamérica, que tatuaban en sus cuerpos
imágenes de dioses. Pero donde mayor relevancia cultural y
desarrollo artístico cobró la práctica del tatuaje
fue entre los pueblos que habitaron las islas del mar Pacífico.
EL ANTIGUO ARTE DEL
TATUAJE EN LAS ISLAS DEL MAR DEL PACÌFICO
El arte del tatuaje estaba reglamentado mediante estrictas leyes y sólo podía ser practicado por maestros de reconocido ascendiente social, que algunas veces también actuaban como guías espirituales. Tradicionalmente, el tatuaje se realizaba usando una herramienta afilada y tinta indeleble oscura, hecha a base de cenizas de cáscara de coco mezclada con aceite de coco o agua caliente. Las herramientas para punzar la piel eran huesos o dientes de animales (por ejemplo de tiburón), conchas de mar o pedazos de caparazón de tortuga. El proceso de tatuaje era muy doloroso y mientras se realizaba, el tatuador y sus asistentes entonaban cánticos rituales. Como parte del ritual, cada gota de sangre se limpiaba rápidamente para evitar que cayera al suelo.
En la cultura de las
islas Marquesas el arte del tatuaje se expresa entre los hombres a
través de formas geométricas que llegan a cubrir todo el
cuerpo, incluyendo la cara y hasta la lengua. Las mujeres sólo
se tatúan los hombros, la parte inferior de la espalda, las
manos y el borde de los labios. La enorme variedad de diseños se
relacionan con la naturaleza (animales como tortugas, tiburones,
pájaros o iguanas; plantas como el bambú, la caña
de azúcar, los cocoteros, etcétera) o con algunas
leyendas o actividades como la pesca. Ciertas figuras denotaban
identidades sociales: por ejemplo, sólo podía tatuarse
una iguana en la cara una persona de rango social muy alto.
Para los maori de Nueva Zelanda el tatuaje también es esencial como signo de identidad cultural. En lengua maori, el tatuaje tradicional se conoce como moko y en términos formales se define a través de la simetría. Hasta principios del siglo XX, los hombres maori lucían tatuajes en la cara y en la parte baja del cuerpo, entre la cintura y las rodillas. Las mujeres se tatuaban alrededor de la boca y en el mentón. Los diseños típicos de los moko faciales de los hombres consistían en líneas paralelas de la nariz al mentón y sobre las cejas hacia las orejas. También adornaban sus mejillas, nariz, frente y mentón con diseños espirales o curvilíneos. La tradición maori considera los diseños del moko tan personales, que algunos hombres firmaban documentos con ellos. Asimismo, las esculturas de madera representando a los ancestros colocadas en sus casas de reunión también tienen su moko distintivo. Según la mitología maori, el tatuaje, el tejido y la escultura fueron entregados a los hombres por la diosa del Nacimiento. Por ello se establece que cada moko contiene un simbolismo de nacimiento-muerte que une a todos los seres humanos con sus ancestros.
Como sucedió en otras islas del
Pacífico, en el antiguo Japón usaron tatuajes personajes
notables; pero con el tiempo terminó por estar reservado para
aquellos que habían cometido crímenes serios y los
individuos tatuados eran marginados de la sociedad. El emperador
Matsuhito, ante la apertura de Japón al Occidente,
decidió prohibir los tatuajes para no dar la impresión de
salvajismo ante los extranjeros.
Hacia finales del siglo XVIII la práctica del tatuaje se volvió popular en Europa gracias a los exploradores de los mares del Sur. El término tatuaje deriva de la palabra tahitiana Tatau, que significa algo así como “golpear repetidamente”, y hace alusión a la manera en que tradicionalmente se realizaban las marcas sobre la piel. Este vocablo fue introducido a Occidente por el explorador inglés James Cook, quien conoció el arte del tatuaje en las islas Marquesas. Banks, artista científico que navegó con el capitán Cook, describió en 1769 el proceso del tatuaje en la Polinesia. Los marineros de la expedición de Cook iniciaron la tradición de los hombres de mar tatuados y extendieron rápidamente esta afición entre otros europeos.
Cuando llegaron los misioneros religiosos a las islas del Pacífico, una de sus primeras acciones fue prohibir terminantemente el tatuaje tradicional, con lo cual este arte fue olvidado durante cientos de años. Pero renació en la década de los años 80 del siglo XX y actualmente se practica con fuerza renovada en esa zona del mundo, especialmente en Borneo, las islas Marquesas, Tahití y Hawaii.
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